Internet: "Una gigantesca máquina de copiado"

Derecho de autor, Copyright, Copyleft, Commons o Canon son algunos términos que Javier Cremades, abogado experto en libertad de expresión y medios de comunicación, emplea en su libro "Micropoder. La fuerza del ciudadano en la era digital". En él, analiza cómo la era digital ha devuelto el protagonismo al ciudadano, que puede unirse y renovar las instituciones. El nombre que toma su obra se refiere a un poder "pequeño-micro" que tiene cada individuo pero que, agregado, supone un poder "enorme-macro", que genera opinión y presión a las grandes corporaciones y a los poderes tradicionales

El Derecho de autor es un conjunto de normas y principios que regulan los derechos morales y patrimoniales que la ley concede a los autores, por el solo hecho de la creación de una obra literaria, artística o científica, tanto publicada o que todavía no se haya publicado.
Copyright (traducido literalmente como derecho de copia) por lo general, comprende la parte patrimonial de los derechos de autor (derechos patrimoniales). Según Cremades, el Derecho anglosajón está fundamentado básicamente en en consideraciones económicas, mientras que el primero se asocia a un concepto de derecho de personalidad, un "derecho de la persona".

A lo largo de sus páginas, se habla de una batalla entre dos bandos: el de los defensores del derecho de autor y el de los partidarios de su abolición "commons". Hasta el momento, la defensa del derecho a la propiedad intelectual se basaba en la existencia de registros. Con la llegada de Internet y, por consiguiente, de la "era del acceso", el mismo derecho sólo ha podido ser defendido a través de una limitación a dicho acceso. Resulta paradójico pues, que uno de los requisitos fundamentales para el funcionamiento de la Sociedad de la Información sea su "accesibilidad y calidad de los contenidos". Sin embargo, en palabras del autor: "La legislación sobre propiedad intelectual ayuda a defender el incentivo para la innovación, ofreciendo al innovador un derecho de propiedad. Esto le permite proteger los beneficios de su invención".

¿Se debe o no proteger el Derecho a la propiedad intelectual en Internet?

Pongamos que una persona descarga una canción de la Web, la copia en un CD y se la pasa a sus amigos. Por un lado, se podría pensar que está atentando contra los derechos de autor, el cantante, al no comprar el CD en la tienda. Por el otro, si se trata de un artista internacional que no ha traspasado las fronteras, a través de Intrenet, ofrece al autor una nueva forma de explotación de su obra, es decir, hace que su canción se conozca, rompa las barreras y se abra un hueco en el mercado nacional. En este caso, la "copia privada" favorece al autor.

Según Cremades, la cuestión que hoy en día se plantea es "la pugna entre la protección de los derechos de autor y la capacidad que el consumidor adquiere para manejar los contenidos por los que ha pasado". Habla de diferentes modos de salvaguardar este derecho: los sistemas DRM (Digital Rights Management) que permite ver una obra en la Red bajo determinadas normas o el canon digital, que impone un coste extra a los soportes digitales.

Asimismo, hace referencia a varios expertos en el mundo de las tecnologías digitales, y presenta la posición que adoptan en el actual "desafío a la propiedad intelectual". Feijoo, Sidney Borja, o Pedro Farré son algunos de los protagonistas que ocupan sus páginas. El primero opina que "si existen protecciones tecnológicas como el DRM que impiden la copia, hay que plantearse el canon"; el segundo defiende dicha protección porque "permite al autor tener derechos sobre su obra"; Farré, en cambio opina que "gracias a las copias privadas el sector está creciendo".

Son muchas las opiniones que se generan en torno a la idea de Internet-derecho. Si bien es cierto que el autor tiene derecho a proteger su propiedad intelectual, resulta muy problemático hacerlo en un espacio tan amplio y globalizado como es el de Internet, donde todo el mundo tiene acceso a unas cantidades ingentes de información en una era donde se transforman los recursos culturales en experiencias personales y entretenimientos de pago.